Paseo idílico y barquita por Lago del Oeste

Después de seguir recogiendo para la revisión de nuestro piso para el miércoles, Rodrigo y Ana llegaron a la estación de Tren de Hangzhou . Media hora antes habíamos decidido que se alojaran en un hotel de cuatro estrellas que por no estar totalmente cerca del centro era más económico. Se llamaba Holiday Hotel y estaba muy cerca de la estación.

Una vez instalados en el Hotel y pasados los grandes atascos, entró un poco de hambre así que decidimos ir a los kebabs de Yanan Lu , magníficas hamburguesitas de carne de cordero. A partir de ese momento empezó nuestra vueltecilla por el Lago del Oeste.

Recorrimos despacio la orilla este del lago en la que hay unos jardines preciosos, un zona para tomar café y los famosos puentes en zigzag para que los demonios que te persiguen se caigan al agua (ya que éstos no saben girar). Tomamos la calle Beishan, cruzamos por el Puente Roto (Broken Bridge) par llegar a la única isla natural del Lago. Allí decidimos montarnos en una barca para poder ir a ver uno de los lugares más famosos de Hangzhou, los tres monumentos o estatuas que hay detrás de una de las islas artificiales. Este monumento sale en el billete de un yuan y es tan famoso por el efecto de reflejar la luz de la luna sobre el lago. Les encanta.

Aquí debemos darle un aplauso al hombre del bote, iba a contra corriente todo el rato y teníamos serias dudas de que fuera capaz de dejarnos al final del trayecto… Finalmente las dudas se despejaron y atracamos en el dique Oeste del lago. Es esta parte la que más me gusta. Hay una esquinita con el puente que inspiró al Emperador Qin para construir el Palacio de Verano de Beijing . La verdad es que este rinconcito es especial y no hay que dejar de ir a verlo.

Andando unos minutos vuelves a llegar a la isla natural isla natural, desde donde se pueden tomar fotos con una iluminación divertida, característica de los parques chinos para turistas. Caminando un poco más se puede llegar al Lowailou CaiYuan , uno de los restaurantes más famosos de Hangzhou. Allí tomamos champiñones, un pollo especial relleno de ternera y con sabor a raras especias servido con una solemnidad sin límite. También pedimos arroz crujiente con salsa de tomate y un pescado a la cerveza proveniente del mismísimo lago del Oeste.

Después de la cena cogimos un taxi para acercarnos a la plaza Wushan, que para fin de año habían preparado unos chiringuitos llenos de pinchitos hechos a la brasa. Los que más triunfan son los de cordero y pulpo aunque puedes encontrar cualquier cosa pinchada en el palo. También dimos una vuelta por la calle Hefang, donde se puede comprar té verde de Longji , espadas, souvenires, discos, algo de ropa típica, raíces de ginsen y como no las cosas típicas que se venden en las discotecas de España, pequeños objetos luminosos que se mueven o hacen ruido… aquí os dejo con un video de la calle y dichos objetos ;)