Más baile, más alegría y más Baijiu
Como hemos comentado ya en algún post... o no, no queríamos bailar o ensayar en fin de semana. Nos dijeron que el sábado por la tarde y les dijimos que no podíamos... a la media hora de sentirnos triunfadores viene el jefe todo contento y nos dice que no hay problema, que han cambiado la hora a todo el departamento y que si podemos el domingo a las nueve... jooooo siempre nos ganan!! No dijimos nada así que ese cuatro de febrero de dos mil siete estábamos a las nueve de la mañana ensayando para la boda...
Después de ensayar sin saber bien ni enterarnos de mucho de como iba el baile, nos invitaron nuevamente a comer. Fuimos a comer a un sitio de "marisco" tal y como lo entienden por aquí. El banquete fue memorable, como siempre unos entrantes en platos pequeñitos, con vegetales y algo de pescado seco o frutos secos. Como platos principales, pescado, sopa de marisco, carne (también, claro y de dos tipos), y un largo etcétera. Al final de la comida, bastante llenos por no decir saturados, estuvimos charlando de nuestros viajes pasados presentes y futuros en China y sobre nuestros platos favoritos... que vienen siendo cosas muy sencillas de todos los días como fideos fritos y sopa de tomate y huevo. Nada más decirlo lo pidieron al instante. Esta fue nuestra comida de despedida más o menos.
Con la tripa llena, mientras orlando y chema visitaban a su ritmo el templo de Lingyin en Hangzhou, Raquel tuvo que irse a ensayar su baile y yo me fui con la gran ayuda de Tony(el novio de Raquel en el teatro dela boda) a un cibercafé a... escribir en el blog y volver a mirar y remirar los billetes para Beijing.
Después de todo nos reunimos de nuevo en la empresa los cuatro y nos dirigimos a casa para cenar en el restaurante chiquitito que tanto nos gusta y el menú, el más mítico de nuestra estancia, pollito en salsa de soja, berenjenas, tomate y huevo (en sopa o revuelto) y ajetes con ternera. Una maravilla bañada con la cerveza nacional TsingDao, toda la comida de los cuatro por cuatro euros...
Por último, no sabemos de quien fue la idea, alguien se acercó subrepticiamente al quiosquillo y compró dos botellas de Baijiu... para compartir entre todos los guiris de nuevo... esta vez con la alegría y el alborozo nos fuimos a Max club, donde alguien puso de moda el baile del Grajo y el baile del Pez...
Chema, en un baile del grajo perdió su móvil y tuvimos más de media hora de conversación con los puertas para ver si lo encontraban o si se lo habían dado, no hubo suerte. Más tarde, ya con unos chaomien en la mano, nos llamaron por teléfono los de la discoteca y posiblemente fue la conversación en chino más subrealista hasta el momento. La transcribiríamos aquí pero fue demasiado...
Después de ensayar sin saber bien ni enterarnos de mucho de como iba el baile, nos invitaron nuevamente a comer. Fuimos a comer a un sitio de "marisco" tal y como lo entienden por aquí. El banquete fue memorable, como siempre unos entrantes en platos pequeñitos, con vegetales y algo de pescado seco o frutos secos. Como platos principales, pescado, sopa de marisco, carne (también, claro y de dos tipos), y un largo etcétera. Al final de la comida, bastante llenos por no decir saturados, estuvimos charlando de nuestros viajes pasados presentes y futuros en China y sobre nuestros platos favoritos... que vienen siendo cosas muy sencillas de todos los días como fideos fritos y sopa de tomate y huevo. Nada más decirlo lo pidieron al instante. Esta fue nuestra comida de despedida más o menos.
Con la tripa llena, mientras orlando y chema visitaban a su ritmo el templo de Lingyin en Hangzhou, Raquel tuvo que irse a ensayar su baile y yo me fui con la gran ayuda de Tony(el novio de Raquel en el teatro dela boda) a un cibercafé a... escribir en el blog y volver a mirar y remirar los billetes para Beijing.
Después de todo nos reunimos de nuevo en la empresa los cuatro y nos dirigimos a casa para cenar en el restaurante chiquitito que tanto nos gusta y el menú, el más mítico de nuestra estancia, pollito en salsa de soja, berenjenas, tomate y huevo (en sopa o revuelto) y ajetes con ternera. Una maravilla bañada con la cerveza nacional TsingDao, toda la comida de los cuatro por cuatro euros...
Por último, no sabemos de quien fue la idea, alguien se acercó subrepticiamente al quiosquillo y compró dos botellas de Baijiu... para compartir entre todos los guiris de nuevo... esta vez con la alegría y el alborozo nos fuimos a Max club, donde alguien puso de moda el baile del Grajo y el baile del Pez...
Chema, en un baile del grajo perdió su móvil y tuvimos más de media hora de conversación con los puertas para ver si lo encontraban o si se lo habían dado, no hubo suerte. Más tarde, ya con unos chaomien en la mano, nos llamaron por teléfono los de la discoteca y posiblemente fue la conversación en chino más subrealista hasta el momento. La transcribiríamos aquí pero fue demasiado...
Etiquetas: Baijiu, Vida en China
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home