Arrasando Shanghai, Viernes.
Esperando un tren a Shanghai.
El miércoles en el trabajo y el jueves pasaron rápido, intentando hablar con la gente de Shanghai de Iaeste, que tienen un apartamento, y quedarnos a dormir allí. También empleamos algo de tiempo para comprar los billetes de tren, que el primer día estaban cerrados. Es curioso que no se puede comprar billetes de ida y vuelta, al menos en las oficinas oficiales de las estaciones de tren... además nunca estás completamente seguro de dónde puedes llegar. En fin preparativos y trabajo...no se puede contar nada más. Cogimos el tren puntualmente y llegamos a Shanghai, tomamos el metro y nos fuimos al apartamento de estos chicos, donde estuvimos hablando largo y tendido con una chica brasileña, Sandra y un chico Tailandés, Art. No nos dió tiempo a visitar a los papis, que estaban a unos 40 minutos de distancia del apartamento....pero a la mañana siguiente ya habíamos quedado en el hotel. También nos encontramos con una chica rusa, Yelena, que justo dejaba China ese día después de unos seis meses de aventura. Esta chica había sido muy maja con nosotros el fin de semana que llegamos al país...
¡Amigo, esto muy balato, buena calidad, no rompe!
Al día siguiente a las 9.00 ya estábamos en el hotel. Rodrigo y Maria, contentos de estar otra vez con nosotros, nos esperaban charlando con unos chicos catalanes que se habían encontrado en todas las ciudades. Tomamos todos tranquilamente el multidesayuno habitual, planificando también un poco cómo pasar el día. Había tres vertientes, los "nos da un poco igual", los "pararemos a ver algo turístico,no?" y lo "donde están los tres mercados de imitaciones?iremos a todos no?". Es fácil asignar los equipos, pero al final conseguimos una mezcla de todos.
Empezaríamos nuestra andanza yendo a la Plaza RenMin, conocida por nosotros como "La plaza de nuestra primera comida callejera". Vimos un poco los alrededores, con el teatro Shanghai, el museo de arte,... todo rodeado de los colosales rascacielos. Tomamos la calle Nanjing y llegamos al primer mercado de imitaciones. Con la Mari a la cabeza, irrumpimos con furia compradora. Los chinos podían notar el cambio en el ambiente y nos llamaban sin parar, pero sabíamos lo que queríamos, nuestro objetivo estaba claro: ¡La tienda de bolsos! Como todas las tiendas de este tipo tienen un falso fondo en la parte trasera que da a pequeños zulos en los que tienen de todo, de toooodooooo. Por un lado, las compradoras, que elegían los bolsos y carteras, por otro lado los negociadores. Un cruce de miradas entre Rodrigo y Alfonso fue suficiente: "regatearemos hasta que llore". Y casi llora, éramos cuatro contra uno en el zulo y apretamos las tuercas... pero nos dió un poco de pena y aflojamos la presión en la compra de las carteritas. Todos contentos. Divertido de verdad.
A la salida fuimos a negociar a la tienda de plumas, a cuya dependienta ya habíamos mareado bastante, casi durante un cuarto de hora... después vinieron los bolsos, los cinturones, los polos y los zapatos. Todos querían ser nuestros amigos, todos querían que Maria entrara en la tienda, todos no querían a Rodrigo, que cansaba hasta el último yuán. "Tacaño" decían algunos.
Salimos con tropecientas bolsas de basura, envoltorio oficial del mercado. Anda que no cantan, madre mía.
Siguiente parada, la torre JinMao, la cuarta en altura del mundo. No pudimos entrar en la parte más alta, conformándonos con las vistas de un piso 54, que no dejaban de ser impresionantes (aunque hayamos subido un par de veces). Teníamos hambre, unos hambre de comer y otros hambre de comprar algún detallito más. La furia nos envolvía de nuevo y tomamos rumbo al segundo mercado, sito en la estación de metro del Museo de Arte y Tecnología de Shanghai, en la línea dos, para más información. Sin embargo tuvimos que parar irremediablemente a comer y beber algo XD, una horita en una copia china del Starbucks y estábamos dispuestos para la acción.
De nuevo, tiendecitas con fondos falsos, algunas la superficie de la tienda "oficial" era cinco veces más pequeña que el zulo, siendo la última que vimos, un insulto a la inteligencia de un policía mediocre. El caso es que cayeron algún reloj, alguna bolsa de viaje, algún bolso más, etc. La verdad es que los precios son de risa, comparando con europa. Obviamente no es sólo la marca, que no se cobra aquí, sino que una calidad parecida sin marca en europa puede tener un precio bastante mayor... en fin, que si vienes a China hay que aprovechar, esto es parte del turismo.
Por último, la visita a el Bund y Pudong, la vista, una de las más famosas de China. Tuvimos oportuinidad de verla en todo su esplendor, como aquélla vez, con las luces a todo gas y lleno de vida. Es para no perdérselo.
Finalmente, volvimos al hotel a cenar, nuestra última cena "occidental" en unos meses. Además la última cena con familia en China, jooo. Después de cenar, a descansar de nuevo un poco en la habitación, comentando las jugadas clave, las estrategias elegidas y lo bien que nos lo habíamos pasado ese día.
Las despedidas, no son nuestro fuerte y, tal y como pasó hace dos meses con los padres de Raquel, nos fuimos bastante tristes. Un taxi y al apartamento de IAESTE. Nuestro camino sigue en China. Esta semana ha sido un lujazo, ójala pudiéramos repetir... ¿alguien se anima?
Sentimos no poner más fotos, son las únicas que tenemos aquí.
¡Amigo, esto muy balato, buena calidad, no rompe!
Al día siguiente a las 9.00 ya estábamos en el hotel. Rodrigo y Maria, contentos de estar otra vez con nosotros, nos esperaban charlando con unos chicos catalanes que se habían encontrado en todas las ciudades. Tomamos todos tranquilamente el multidesayuno habitual, planificando también un poco cómo pasar el día. Había tres vertientes, los "nos da un poco igual", los "pararemos a ver algo turístico,no?" y lo "donde están los tres mercados de imitaciones?iremos a todos no?". Es fácil asignar los equipos, pero al final conseguimos una mezcla de todos.
Empezaríamos nuestra andanza yendo a la Plaza RenMin, conocida por nosotros como "La plaza de nuestra primera comida callejera". Vimos un poco los alrededores, con el teatro Shanghai, el museo de arte,... todo rodeado de los colosales rascacielos. Tomamos la calle Nanjing y llegamos al primer mercado de imitaciones. Con la Mari a la cabeza, irrumpimos con furia compradora. Los chinos podían notar el cambio en el ambiente y nos llamaban sin parar, pero sabíamos lo que queríamos, nuestro objetivo estaba claro: ¡La tienda de bolsos! Como todas las tiendas de este tipo tienen un falso fondo en la parte trasera que da a pequeños zulos en los que tienen de todo, de toooodooooo. Por un lado, las compradoras, que elegían los bolsos y carteras, por otro lado los negociadores. Un cruce de miradas entre Rodrigo y Alfonso fue suficiente: "regatearemos hasta que llore". Y casi llora, éramos cuatro contra uno en el zulo y apretamos las tuercas... pero nos dió un poco de pena y aflojamos la presión en la compra de las carteritas. Todos contentos. Divertido de verdad.
A la salida fuimos a negociar a la tienda de plumas, a cuya dependienta ya habíamos mareado bastante, casi durante un cuarto de hora... después vinieron los bolsos, los cinturones, los polos y los zapatos. Todos querían ser nuestros amigos, todos querían que Maria entrara en la tienda, todos no querían a Rodrigo, que cansaba hasta el último yuán. "Tacaño" decían algunos.
Salimos con tropecientas bolsas de basura, envoltorio oficial del mercado. Anda que no cantan, madre mía.
Siguiente parada, la torre JinMao, la cuarta en altura del mundo. No pudimos entrar en la parte más alta, conformándonos con las vistas de un piso 54, que no dejaban de ser impresionantes (aunque hayamos subido un par de veces). Teníamos hambre, unos hambre de comer y otros hambre de comprar algún detallito más. La furia nos envolvía de nuevo y tomamos rumbo al segundo mercado, sito en la estación de metro del Museo de Arte y Tecnología de Shanghai, en la línea dos, para más información. Sin embargo tuvimos que parar irremediablemente a comer y beber algo XD, una horita en una copia china del Starbucks y estábamos dispuestos para la acción.
De nuevo, tiendecitas con fondos falsos, algunas la superficie de la tienda "oficial" era cinco veces más pequeña que el zulo, siendo la última que vimos, un insulto a la inteligencia de un policía mediocre. El caso es que cayeron algún reloj, alguna bolsa de viaje, algún bolso más, etc. La verdad es que los precios son de risa, comparando con europa. Obviamente no es sólo la marca, que no se cobra aquí, sino que una calidad parecida sin marca en europa puede tener un precio bastante mayor... en fin, que si vienes a China hay que aprovechar, esto es parte del turismo.
Por último, la visita a el Bund y Pudong, la vista, una de las más famosas de China. Tuvimos oportuinidad de verla en todo su esplendor, como aquélla vez, con las luces a todo gas y lleno de vida. Es para no perdérselo.
Finalmente, volvimos al hotel a cenar, nuestra última cena "occidental" en unos meses. Además la última cena con familia en China, jooo. Después de cenar, a descansar de nuevo un poco en la habitación, comentando las jugadas clave, las estrategias elegidas y lo bien que nos lo habíamos pasado ese día.
Las despedidas, no son nuestro fuerte y, tal y como pasó hace dos meses con los padres de Raquel, nos fuimos bastante tristes. Un taxi y al apartamento de IAESTE. Nuestro camino sigue en China. Esta semana ha sido un lujazo, ójala pudiéramos repetir... ¿alguien se anima?
Sentimos no poner más fotos, son las únicas que tenemos aquí.
Etiquetas: Mercado Falsificaciones, Shanghai, Viajes y Turismo
1 Comments:
¡FELIZ NAVIDAD, CHICOS! Aunque te ví por skype el día 24, te felicito de nuevo a tí y a Raquel. Un besote muy grande para los dos.
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