Transición Xi´an Hangzhou
Esa mañana del 4 de diciembre, como dijimos en el anterior post, cogimos un taxi al hotel de mis padres para ir juntos a la muralla y al aeropuerto… esa noche ocurrió algo gracioso. No queremos dejar de contarlo.
La noche me confundió demasiado. Quizás el pequeño nervio que está ahí cuando tienes que llegar a tiempo a algún sitio y tu reloj, móvil o despertador no funciona.
Me despierto, es decir, abro un ojo y luego el otro. Miro por la ventana, veo un pequeño brillo, me incorporo y me siento fresco y perfectamente preparado para darme una ducha recoger lo que queda e irme en taxi. No tengo reloj y no se qué hora es.
Alfonso: ¡Raquel! ¡Levántate que son las siete y media! ¡Que llegamos tarde!
Raquel abre un ojo, no tan fresca como yo: pero qué dices…
Alfonso: Raquel que son las siete y media y nos hemos dormido.
Raquel: a ver espera, mira el móvil que está ahí.
Alfonso: el móvil marca las doce y media, pero está mal (claro, es que no podia ser) se debe haber parado (debió sonar raro).
Raquel: zzzz…zzzz…zzz
Alfonso: Raquel! Es que no te importa perder el vuelo? No lo entiendo. (dando vueltas por la habitación).
Raquel: Alfonso, es muy pronto.
Alfonso: vamos a ver, pero mira el cielo si está clarísimo. (era bastante de noche, pero se iluminaba un poco por las luces). ¿Es que no lo ves? Voy a llamar a recepción y salimos de dudas.
Raquel:…
Alfonso (llamando a recepcion y hablando en chino): Buenos días (zao shan hao), que hora es? (xian zai ji dian?)
Chinita: mmmm, errrr, mmmm, (después de un minuto, viene otra chinita)
Chinita 2: hello, can i help you?
Alfonso(en ingles): Buenos días, que hora es? Son las siete, a que si??
Chinita 2: well, no, it is 12.30.
Alfonso: (no puede ser…es de dia) oops. Gracias.
Alfonso se va a la cama, la paranoia remitia. Qué cosas tiene no tener reloj…
Llegamos a Hangzhou al mismo tiempo que mis padres porque su vuelo habia tenido retraso. Nosotros cogimos el autobús del aeropuerto, a ellos les esperaba el guia con el coche. Ton, de Antonio. ¡Sorpresa! El mismo guía que para los padres de Raquel, se sorprendió tanto como nosotros, jejeje. Fuimos para el hotel, justo después de comer.
Como teníamos suficiente tiempo nos dirigimos a la parte del lago del oeste, que a nuestro juicio, es más bonita. Ciertamente es una pasada, pero tuvimos la mala suerte de toparnos con un acto oficial perdiéndonos unas de ls mejores vistas. Seguimos caminando a lo largo de la orilla norte, a través de la isla natural del lago. Al llegar al “Puente Roto” cogimos un taxi en dirección a la plaza WuShan, donde está el hospital de medicina tradicional y una pequeña calle comercial de la que ya hemos hablado alguna vez. Compramos té verde un poco barato porque en invierno venden menos y algún pequeño souvenir. Ya era algo tarde así que decidimos volver al hotel, el Internacional de Zhejiang, donde nos tomamos la cena bufete típica, XD.
Después de la monumental cena nos fuimos a la habitación a reposar un poquito, hablar un rato y empaquetar las cosas que nos teníamos que llevar a casa, que no eran pocas, cientos de polvorones, regalos de navidad, chorizo, queso, aceite de oliva, aceitunas... que maravilla. Cada vez que ahora nos tomamos un trozo de queso o de chorizo o nos tomamos un polvorón, recordamos España y lo bien que se come allí. ¡Mucha gracias a todos por los envíos! De hecho, hemos comido parte en Navidad...y sabe a gloria,¡gracias!
La noche me confundió demasiado. Quizás el pequeño nervio que está ahí cuando tienes que llegar a tiempo a algún sitio y tu reloj, móvil o despertador no funciona.
Me despierto, es decir, abro un ojo y luego el otro. Miro por la ventana, veo un pequeño brillo, me incorporo y me siento fresco y perfectamente preparado para darme una ducha recoger lo que queda e irme en taxi. No tengo reloj y no se qué hora es.
Alfonso: ¡Raquel! ¡Levántate que son las siete y media! ¡Que llegamos tarde!
Raquel abre un ojo, no tan fresca como yo: pero qué dices…
Alfonso: Raquel que son las siete y media y nos hemos dormido.
Raquel: a ver espera, mira el móvil que está ahí.
Alfonso: el móvil marca las doce y media, pero está mal (claro, es que no podia ser) se debe haber parado (debió sonar raro).
Raquel: zzzz…zzzz…zzz
Alfonso: Raquel! Es que no te importa perder el vuelo? No lo entiendo. (dando vueltas por la habitación).
Raquel: Alfonso, es muy pronto.
Alfonso: vamos a ver, pero mira el cielo si está clarísimo. (era bastante de noche, pero se iluminaba un poco por las luces). ¿Es que no lo ves? Voy a llamar a recepción y salimos de dudas.
Raquel:…
Alfonso (llamando a recepcion y hablando en chino): Buenos días (zao shan hao), que hora es? (xian zai ji dian?)
Chinita: mmmm, errrr, mmmm, (después de un minuto, viene otra chinita)
Chinita 2: hello, can i help you?
Alfonso(en ingles): Buenos días, que hora es? Son las siete, a que si??
Chinita 2: well, no, it is 12.30.
Alfonso: (no puede ser…es de dia) oops. Gracias.
Alfonso se va a la cama, la paranoia remitia. Qué cosas tiene no tener reloj…
Llegamos a Hangzhou al mismo tiempo que mis padres porque su vuelo habia tenido retraso. Nosotros cogimos el autobús del aeropuerto, a ellos les esperaba el guia con el coche. Ton, de Antonio. ¡Sorpresa! El mismo guía que para los padres de Raquel, se sorprendió tanto como nosotros, jejeje. Fuimos para el hotel, justo después de comer.
Como teníamos suficiente tiempo nos dirigimos a la parte del lago del oeste, que a nuestro juicio, es más bonita. Ciertamente es una pasada, pero tuvimos la mala suerte de toparnos con un acto oficial perdiéndonos unas de ls mejores vistas. Seguimos caminando a lo largo de la orilla norte, a través de la isla natural del lago. Al llegar al “Puente Roto” cogimos un taxi en dirección a la plaza WuShan, donde está el hospital de medicina tradicional y una pequeña calle comercial de la que ya hemos hablado alguna vez. Compramos té verde un poco barato porque en invierno venden menos y algún pequeño souvenir. Ya era algo tarde así que decidimos volver al hotel, el Internacional de Zhejiang, donde nos tomamos la cena bufete típica, XD.
Después de la monumental cena nos fuimos a la habitación a reposar un poquito, hablar un rato y empaquetar las cosas que nos teníamos que llevar a casa, que no eran pocas, cientos de polvorones, regalos de navidad, chorizo, queso, aceite de oliva, aceitunas... que maravilla. Cada vez que ahora nos tomamos un trozo de queso o de chorizo o nos tomamos un polvorón, recordamos España y lo bien que se come allí. ¡Mucha gracias a todos por los envíos! De hecho, hemos comido parte en Navidad...y sabe a gloria,¡gracias!
Etiquetas: Hangzhou, Lago del Oeste, Relatos y Anecdotas, Viajes y Turismo, Wushan, Zhejiang
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home