Los Hutong de Beijing

Los hutong son los callejones de algunos barrios de Beijing que se caracterizan por las casitas apretujadas y de baja altura . Cuando estuvimos allí nos comentaron que un cuarto de la población de la ciudad todavía vive en este tipo de barrios. La verdad es que tienen mucho encanto y siempre se recomienda recorrer alguno de ellos. El hostal en el que estábamos se localiza en un Hutong, el del este de la Ciudad Prohibida.

El día 19 de Febrero era nuestro último día en Beijing y habíamos quedado con nuestros amigos para ir a verles a la zona de la universidad. Aquella mañana aprovechamos para finiquitar muchas compras en el mercado de copias y comprar los billetes de tren a nuestro próximo destino, la excolonia alemana, Qingdao . Teníamos pensado visitar el Templo de los Lamas , pero no dio tiempo así que nos dirigimos directamente a la universidad.

Comimos en un restaurante musulmán (los musulmanes son chinos pero con gorrito aunque algunos de ellos no son de raza Han y provienen de minorías étnicas u otros países) de pinchitos. Tomamos unas patatas con pimientos, unos pinchos de carne de cordero, unos cuantos de pollo y un pan especial que hacían allí. Nos pusimos como el kiko, como siempre.

Después de esta comida tomamos un taxi hasta la zona norte del parque QianHai , cerca de la Torre de la Campana y la Torre del Tambor .

Atravesamos un barrio con Hutong que se encuentra alrededor y entre los parques de QianHai y BeiHai (mar de delante y mar del norte, también hay del sur del centro, del oeste y de detrás, no pueden ser más originales para los nombres de los lagos) y desemboca en el norte de la Ciudad Prohibida con el Parque de JingShan . Por la noche la algarabía seguía por el año nuevo, los petardos, tracas y demás eran algo que formaba parte del ambiente. Es cierto que a esas horas puede parecer peligroso atravesar un Hutong, con todas esas casas sin luz y calles tan estrechas como algunos callejones de Toledo. Te lo piensas un segundo pero si algo tiene China es que es un país mucho más seguro de lo que a priori se puede pensar. No te meterías por una calle así en Madrid en la vida. La verdad es que de vez en cuando se oyen historias de como mucho algún robo o atraco, pero ocurren rara vez.

Esa noche, como he dicho antes, acabamos en la Puerta Norte de la Ciudad Prohibida sentados cerca del foso que la rodea y mirando al Parque de JingShan. Allí nos despedimos de Chema y Orlando por última vez en lo que será seguro, un largo periodo de tiempo. Recordaremos ese momento como nos dijo Chema.

Después de los abrazos y los buenos deseos nos fuimos al hostal a recoger nuestros bártulos para dirigirnos a la estación central de trenes de Beijing y tomar nuestro camino a Qingdao ...