Llegada a Lijiang y preparación para el Tíbet
Por la mañana tomamos un minibús a Lijiang , nuestro siguiente destino en nuestro viajecito. Tuvo una duración de 3 horas y transcurrió sin problemas. Esta ciudad ya se encuentra a más de dos mil metros de altura y está localizada en medio de un valle con la gran montaña XueShan en el horizonte. Lo primero que hicimos fue coger un taxi, con la noche que habíamos pasado no apetecía caminar, que nos dejó cerca de la ciudad vieja , la parte más atractiva de Lijiang. Fuimos al albergue que habíamos pensado y de nuevo conseguimos una habitación limpia y barata . En el camino hacia la ciudad nos había dado tiempo a estudiar los planes y prácticamente dedicamos ese día a planificar.
¿Cómo llegamos al Tíbet?
Nuestra idea o Plan A era hacer el viaje desde ZhongDian a Lasha con los todo terreno. Alquilar un coche con guía de unos 7 u 8 días hasta la capital tibetana cuesta unos 2000€. El lugar donde se podía conseguir un viaje compartido no era otro sino el Café del Tíbet , regentado por el hermano del dueño del bar con el mismo nombre en Dali . Allí nos dijeron que era imposible, que las rutas se cierran hasta bien entrado marzo, ¡qué mala suerte! Para rematarnos nos dijeron que los vuelos de Lijiang o Zhondian hacia Lhasa estaban cerrados por las malas condiciones de las pistas…
La única solución, Plan B, era intentar llegar al Tíbet por otra ruta y eso implicaba ir a Chengdu o a Nepal (automáticamente descartado). Chengdu lo habíamos medio eliminado tiempo atrás porque no teníamos tiempo, pero al ver los precios de los vuelos al Tíbet la idea volvió de nuevo. Vimos una conexión posible via Lijiang-Chengdu-Lhasa que nos salía por unos 180€ por cabeza, pero tenía que ser en al menos 5 días ya que con menos tiempo los billetes a Lhasa se disparan. El autobús tarda 5 días en llegar a Chengdu y no queríamos volver a Kunming …
Tras un par de horas de ir de aquí allá, viendo que hacer por Lijiang, por Chengdu y cuanto tiempo nos quedaba en total, decidimos comprar los vuelos anteriores, pasar otros tres días por aquí, un par en Chengdu y finalmente volar a Lhasa…¿necesitaríamos los permisos para el Tíbet ? Esto lo contaremos en pocos días.
Acabamos las gestiones como a las 22.30 de la noche. Estábamos hambrientos e inseguros porque todo fuera a salir bien. La compra de los billetes fue otra mini odisea que intentamos combatir con nuestro mejor chino hablado…después de encontrar la tienda claro, que como la estación de mini-autobuses, había desaparecido de donde tenía que estar.
Algo que no se nos olvidará sería el piñazo que se pegó una mujer china, vendedora ilegal de fruta, contra un anuncio del McDonalds llevando un barreño de piñas en la mano. Qué explosión de colores, que torta se metió… más tarde la vimos vendiendo unos minúsculos plátanos, que por cierto, estaban muy ricos.
El típico mercadillo de pinchitos se sitúa en una calle que atraviesa la famosa plaza de la rueda de molino . Nos tomamos unos cuantos vegetarianos, en plan berenjenas, pimientos y cosas así, hasta que llegamos a un puesto de musulmanes donde cayeron un par de pinchos de cordero.
¡Que día más largo!
Etiquetas: Relatos y Anecdotas, Viajes y Turismo
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